Astrología psicológica: el lenguaje del ser

Nacemos en un momento dado, en un lugar determinado, y al igual que las añadas de vinos, tenemos las cualidades del año y de la temporada en la que nacemos.
- Carl Jung

En el preciso momento en que naciste, tu ser se impregnó de la vibración justa y concreta de ese instante, de la energía que estaba sucediendo y dando forma a todo lo que nacía y acontecía en ese momento. No es una cuestión de influencia del cielo o los planetas sobre ti, sino de la correspondencia energética entre todo lo que estaba siendo. Se podría entender de forma similar a que, cuando el reloj marca las doce, no está provocando que sea esa hora, sino que están sucediendo ambas cosas a la vez. Cuando leemos el reloj, sencillamente nos está informando de la hora que es.

La astrología psicológica toma, metafóricamente, una fotografía del cielo en el momento en que naciste, la carta natal, y lee "la hora" que es. La carta natal, entonces, es una representación simbólica del cielo, con el horizonte y el meridiano, la posición de los planetas, las constelaciones, etc., tal y como estaba en el día, la hora y el lugar exacto de tu nacimiento. Por lo que, la astrología crea un lenguaje simbólico para representar lo que está sucediendo en el cielo en cada momento. A través de la interpretación de sus símbolos, nos permite conocer qué energía se ha dado en ese instante y, cómo se ha encarnado en ti, nos permite también entender qué vibración o configuración energética hay en ti.

Antiguamente, los astrólogos leían el cielo a lo largo del tiempo e iban estableciendo relaciones de correspondencia entre diferentes movimientos planetarios y sucesos que acontecían, como guerras, sequías, hambrunas, enfermedades, nacimientos, etc. Por lo que se fue dotando de significado simbólico a cada uno de los planetas o a las relaciones entre ellos según lo que "provocaban". De esta forma, se estableció una lectura determinista del cielo, basándose en la ley de causa y efecto, y juzgando planetas y a sus manifestaciones como maléficos o negativos. Absolviéndonos de cualquier responsabilidad al respecto y relegándonos a ser víctimas de lo que nos sucede.

Sin embargo, a medida que se fue ampliando la mirada y adquiriendo más conocimiento, no sólo del mundo externo, sino del mundo interno, gracias a la aportación de la psicología, se pudo comprender que la energía de los planetas se corresponde con manifestaciones en sucesos externos, pero también y sobre todo con procesos psicológicos internos. Por lo que se comprendió que, una configuración energética concreta, puede manifestarse de muchas formas diferentes y a muchos niveles distintos. Ésto ha enriquecido enormemente la astrología y su forma de interpretar. A partir de entonces, se fue gestando la rama de la astrología psicológica, poniendo foco en cómo la carta natal o los tránsitos planetarios están hablando de lo que está sucediendo internamente, devolviéndonos el poder sobre nuestra vida y la responsabilidad sobre nosotros mismos.

Desde esta visión, por lo tanto, la carta natal nos permite conocer qué configuración energética básica tenemos
y cómo nuestra psique, a medida que se va desarrollando en relación con su entorno (cultura, familia, educación, etc), se va identificando con las partes luminosas , las que encajan mejor en el conjunto de todas sus partes internas y las que va entendiendo que son más aceptadas y validadas por el entorno, y va negando, rechazando o proyectando afuera otras partes, la sombra o el inconsciente, que va entendiendo que no son tan bien acogidas o que suponen una contradicción interna con otras partes suyas. Evidentemente, todo este proceso de identificación es inconsciente pero enormemente condicionante.

De esta forma, en una lectura de carta natal, podemos conocer el foco general de nuestra energía (más enfocada a la vida familiar o a la social, al logro personal o al vincular, por ejemplo), qué tipo de energía elemental predomina en nosotros (si se es más emocional que mental, o más atrevido que precavido), qué tensiones o armonías existen entre las diferentes partes de uno mismo (entre lo que necesito para sentirme segurx y mis ganas de crecer y evolucionar, entre mis creencias y mi deseo, etc.), o cómo la energía que estamos vibrando impacta en lo externo condicionando lo que vivimos (no buscaremos establecer los mismos vínculos ni tendremos interés en según qué situaciones), o, cuando se nos presenten, nos supondrán retos diferentes, según cómo esté configurada nuestra psique.

De hecho, entendiendo que hay partes de cada uno de las que no somos conscientes, pero que inconscientemente están operando adentro nuestro, entendemos también que están vibrando, generando así tensión interna, proyecciones en lo externo o situaciones de conflicto, para que podamos hacernos conscientes de esa parte para poder integrarla, y para que podamos hacernos responsables de lo que vivimos. Ésta es la confabulación entre la vida/cosmos y el ser, pulsando por hacernos crecer, por integrar todas nuestras partes, para que se dé una vida más armoniosa con lo interno y con lo externo. Para que podamos, al fin y al cabo, desplegar la totalidad de quién somos y eso se traduzca en una vida más alineada y más plena.

Por ello, te dejo algunas de las frases que más me gustan de Carl Jung, psicoanalista y amante de la astrología, que ilustran perfectamente ésto último:

  • Hasta que lo inconsciente no se haga consciente, el subconsciente seguirá dirigiendo tu vida y tú le llamarás destino.

  • Todo lo que nos irrita de otros, nos lleva a un entendimiento de nosotros mismos.

  • Aquellos que nos aprendan nada de los hechos desagradables de la vida, fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido. Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma.

Si deseas conocer tu configuración energética, puedes reservar una sesión de carta natal o carta anual -revolución solar- para que te acompañe en su lectura. Puedes informarte aquí: Sesiones.

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